Psicoterapia

La salud mental a menudo es relegada en nuestro sistema sanitario, donde parece que solo se reconocen las enfermedades mentales graves que requieren hospitalización. Sin embargo, condiciones más leves pero igualmente significativas, como la depresión y la ansiedad, no reciben la atención adecuada. Estas son afecciones comunes que, si no se tratan, pueden tener consecuencias devastadoras, incluyendo el riesgo de suicidio. Los altos niveles de estrés que experimentamos, exacerbados por la pandemia y otros eventos recientes, pueden ser un terreno fértil para el desarrollo de disfunciones nerviosas, resultando en ansiedad, depresión, conductas compulsivas, adicciones, trastornos de personalidad o un cúmulo de emociones negativas que conducen a la infelicidad y la desesperanza.

Una nutrición adecuada, un estilo de vida saludable que incluya ejercicio, descanso y contacto con la naturaleza, son aliados valiosos para reducir el estrés y promover la producción de hormonas como la serotonina, que contribuyen a la paz y el bienestar. No obstante, estas medidas pueden no ser suficientes. Las circunstancias de la vida pueden impactar negativamente nuestro equilibrio emocional y, sin las herramientas adecuadas para gestionarlas, estas experiencias pueden dejar cicatrices y obstaculizar una relación saludable con uno mismo y con el entorno.

La psicoterapia es una ayuda invaluable en este proceso de sanación y autoaceptación. Nos permite gestionar mejor nuestras emociones, cómo percibimos el mundo, a los demás y a nosotros mismos. Es una herramienta que promueve el crecimiento y el desarrollo personal a través del autoconocimiento. Comprender quiénes somos y por qué reaccionamos de cierta manera nos brinda alivio. Solo cuando alcanzamos la serenidad que viene con la comprensión, podemos aceptar y transformar nuestras circunstancias. Aunque el proceso lleva tiempo, contar con el apoyo de un buen profesional de la salud mental y emocional aumenta significativamente nuestras posibilidades de vivir una vida más tranquila y armoniosa.

El bienestar mental y emocional está intrínsecamente ligado al bienestar físico; no es lógico abordar problemas físicos sin considerar el aspecto mental, y viceversa. Nuestros sentimientos y pensamientos influyen en la salud de nuestro cuerpo, y esta interconexión es fundamental para un enfoque holístico de la salud.

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